Por Emilia Gómez Pardo
Asesora de científica de CRIS contra el cáncer en nutrición y prevención.
Doctora en Bioquímica y Biología Molecular y Máster en Nutrición y Salud.
En España, el cáncer de mama es un problema sociosanitario de primer orden debido a su elevada incidencia, que no ha dejado de aumentar en los últimos años. Es el tipo de cáncer más prevalente en mujeres: una de cada 8 mujeres lo va a padecer a lo largo de su vida. El pico de mayor incidencia tiene lugar entre los 45 y los 65, intervalo de edad en el que la mayoría de las mujeres entran en la menopausia. El hecho de que la mayor incidencia de los cánceres de mama ocurra durante esta etapa –cerca del 80% de los cánceres de mama son postmenopáusicos-, hace que muchas mujeres sientan con preocupación la llegada de esta etapa, e incluso que piensen que, por sí misma, la menopausia es factor de riesgo de padecerlo. Pero no, la menopausia no causa cáncer de mama, aunque es cierto que se trata de un periodo en el que confluyen varios factores que sí incrementan el riesgo de padecerlo. Entre ellos, el más destacado, -y que no está bajo nuestro control- es la edad. Pero sí, desde CRIS contra el cáncer creemos que es posible controlar ciertas condiciones que acompañan al proceso inevitable de cumplir años, como es la ganancia de peso, de la misma manera que podemos controlar hábitos de vida que influyen en el riesgo de padecerlo, entre los que destacan el consumo de alcohol, el sedentarismo y la mala alimentación.
La edad es un factor de riesgo importante
Desde CRIS contra el cáncer apuntamos que la edad avanzada es el factor de riesgo más importante para el cáncer en general. La probabilidad de tener cáncer se incrementa con los años, sobre todoa partir de los 45-50 años, y el cáncer de mama, en este sentido, no es ninguna excepción.
El peso tiene mucho que decir
Con el paso de los años, son muchas las mujeres que aumentan de peso poco a poco, pero de manera constante. Tanto el incremento de peso durante la edad adulta, como sobre todo, la ganancia de peso durante la etapa de la menopausia, es un factor de riesgo de cáncer de mama muy importante.
¿Por qué se gana peso durante esta etapa? En CRIS contra el cáncer lo tenemos claro: es problema es multifactorial. Por un lado, los cambios hormonales que ocurren en este momento de la vida ocasionan que, de forma progresiva, se pierda masa muscular a la vez que se gana grasa. Es decir, disminuye el metabolismo basal, ya que aquellas calorías que iban destinadas a mantener el musculo se convierten en grasa. Por otro lado, confluyen otros componentes de estilo de vida, como la falta de ejercicio, la alimentación poco saludable y los problemas de sueño que acompañan a esta fase. Factores que de forma conjunta contribuyen a que sea más difícil mantener un peso saludable.
Por tanto, para disminuir el riesgo de padecer cáncer de mama y reducir el riesgo de recurrencia tras la enfermedad, desde CRIS contra el cáncer recomendamos mantener un peso estable y saludable durante la edad adulta, evitando la ganancia durante la etapa de la menopausia e incluso perderlo en caso de que sea necesario.
Hábitos de vida sanos, la medida más eficaz para la prevención, la mejora de la calidad de vida y la supervivencia
Desde CRIS contra el cáncer subrayamos la importancia de los hábitos de vida con el reto CRIS te cuida. Y es que hasta un 30% de los canceres de mama se podrían evitar con un estilo de vida adecuado. Sin duda, y seguido del sobrepeso, el factor que más impacto tiene en el riesgo de padecer este tipo de cáncer es el alcohol.
El alcohol contribuye directamente al desarrollo de cáncer. No existe un nivel seguro de consumo y cuanto más alcohol mayor es el riesgo de cáncer de mama. Concretamente en los posmenopáusicos, una sola bebida al aumenta el riesgo de padecerlo.
Llevar una vida activa y evitar el sedentarismo disminuye considerablemente el riesgo de padecer la enfermedad, aumenta la supervivencia y disminuye los efectos secundarios de los tratamientos. Durante la menopausia es muy importante la práctica de actividad física, pero muy especialmente la vigorosa. Especialmente, aunque no solo, porque contrarresta la tendencia a la ganancia de peso y ayuda a evitar la perdida de masa muscular.
En cuanto a la alimentación, tiene un papel muy importante en el control del peso, además de un efecto directo en el desarrollo y progresión de la enfermedad. Se ha demostrado que un elevado consumo de alimentos ricos en fibra y carotenoides– un tipo de pigmento- ejercen un efecto reductor del riesgo muy importante. Una dieta que, por un lado, incluye y aumenta el consumo de cereales integrales, fruta, verduras de hojas verdes, verduras de la familia de las coles y hortalizas de colores y, por otro lado, minimiza el consumo de carne roja, reduce al mínimo posible carnes procesadas, alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas. Una dieta que ejerce un importante efecto protector frente al cáncer de mama, disminuye el riesgo de padecer la enfermedad a la vez que aumenta la supervivencia tras el diagnóstico.