LEUCEMIAS
Las células de los epitelios, o las células óseas, musculares, etc. son células que crecen ancladas a un tejido, en un marco muy concreto, y permanecen fijas allí. Esto no ocurre así con las células de la sangre, que son células que viajan individualmente por la circulación sanguínea.
Por lo tanto, a diferencia de lo que ocurre con los carcinomas o los sarcomas, cuando las células sanguíneas crecen descontroladamente (especialmente los llamados glóbulos blancos) no suelen formar tumores definidos o sólidos. Son lo que denominamos leucemias.
Existen varios tipos de glóbulos blancos. Todos ellos nacen en la médula ósea, por lo que la mayoría de leucemias se originan allí. En función de las células que estén causando el crecimiento descontrolado, las leucemias se denominan de diferentes maneras.
LINFOMAS
Son las leucemias causadas por unas células denominadas linfocitos. Los linfocitos son unas células que actúan como tropas de élite contra las infecciones. Son células que se multiplican explosivamente cuando hay una amenaza contra el cuerpo, pero cuando esta desaparece mueren la mayoría.
En los linfomas, los linfocitos se multiplican sin control, suelen ser inmaduros e ineficientes contra infecciones, y no mueren cuando deben, por lo tanto se acumulan la sangre y en diversos órganos.
MIELOMAS
Los mielomas son un tipo de cáncer producido por unas células llamadas células plasmáticas. En condiciones normales, son las células que tras una infección por un patógeno nos mantienen protegidos contra nuevas infecciones de éste. Lo hacen produciendo gran cantidad de anticuerpos contra este patógeno, de manera que cuando entre la próxima vez sea neutralizado inmediatamente.
En los mielomas, estas células se encuentran profundamente alteradas y pueden causar graves alteraciones en el organismo. Por un lado, rompen el férreo control sobre su número, y empiezan a multiplicarse. Al estar localizadas en la médula ósea su multiplicación descontrolada disminuye el espacio disponible para otras células necesarias presentes en la zona. Entre las células que habitan la médula ósea encontramos las que forman a todos los componentes de nuestro sistema inmunitario y a los glóbulos rojos, por lo tanto, la expansión de las células de mieloma puede tener consecuencias graves. Además, como estas células producen continuamente gran cantidad de anticuerpos que pasan a la circulación sanguínea, el exceso de anticuerpos puede afectar a la función de muchos órganos.