El día a día de María Casanova.

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María Casanova Acebes, investigadora galardonada con un Programa de Talento Post-Doc de la Fundación CRIS contra el cáncer y jefa del grupo Inmunidad del Cáncer del Centro Nacional de Investigaciones -CNIO-, Madrid.

Joven investigadora que recibió un Programa CRIS Talento Post-Doc, un prestigioso programa para atraer y estabilizar en España a líderes emergentes, y que inicien sus equipos de investigación.

Este programa le allanó el camino para poder retornar a España con su familia. Se trata de una de las jóvenes referentes en investigación en cáncer de mama y la inmunoterapia en estos tumores.

Cuando le preguntamos si a lo largo de su carrera ha notado algún tipo de diferencia o discriminación por ser mujer, comenta que, durante la carrera, la tesis doctoral o su etapa postdoctoral realmente no notó diferencias significativas.

Generalmente sus jefes siempre han sido muy equitativos a ese respecto y, como ella dice, “miraban el cerebro”, no el género.

María fue madre por primera vez en USA, lo cual suele suponer un reto porque allí, por lo general, no se goza de una baja maternal como entendemos en España.

Reconoce que tuvo suerte, ya que la directora de su grupo permitía 3 meses de baja tanto a hombres como mujeres, aunque lo tenía que hacer de manera un poco subrepticia.

Para la mayoría de las mujeres, el momento de la maternidad coincide con punto crítico de su carrera

No obstante, admite que tener hijos durante su etapa de post-doc o su etapa actual no es nada fácil: para la mayoría de las mujeres, el momento de la maternidad coincide con punto crítico de su carrera, cuando tienen que ser muy productivas científicamente para tener oportunidad de establecer sus grupos de investigación (o si lo acaban de establecer, tienen que consolidarlo).

Y, pese a las mejoras notables durante los últimos años, en el día a día, el tener hijos supone aún una distinción entre hombres y mujeres, por toda una serie de razones.

En su caso, tiene la suerte de que su pareja se hace cargo de buena parte de las responsabilidades, pero hay que ser realistas: en muchos casos esto no es así.

Por eso, la Dra. Casanova comenta que, para las mujeres con hijos, en muchos casos el momento de productividad llega por las noches, cuando pueden dedicar algo más de tiempo a redactar proyectos, convocatorias, etc.

Durante el embarazo, además de los malestares habituales, existen numerosos procedimientos de laboratorio que por seguridad no se pueden efectuar.

Si tienes un equipo propio, puedes delegar algunas funciones, pero eso no siempre es posible, y tener personal propio tampoco es nada fácil.

Tras el parto, no solamente la baja maternal supone una pausa en la carrera científica, sino que por lo general durante los primeros años de vida son las mujeres las que suelen hacerse cargo de las situaciones habituales del día a día: interrupciones del sueño nocturno para la alimentación de los bebés, recogida de la guardería y de los colegios en caso de niños cuando enferman, etc.

Todo esto sin olvidar las dificultades logísticas que puede suponer la lactancia. En el centro en el que se encontraba la Dra. Casanova realizando el post-doc no había sala de lactancia, y debía acudir todos los días a otro edificio para extraerse la leche, lo que suponía una auténtica odisea.

Muchas mujeres superan los primeros cortes de convocatorias, pero cuando llegan a la fase final, la mayoría son hombres

El problema se plantea cuando hay que aplicar a las convocatorias de proyectos y financiación, compitiendo con hombres que, aunque hayan tenido hijos no se han visto obligados a hacer frente a toda esta serie de situaciones. María describe cómo en muchas convocatorias, tanto nacionales como europeas, muchas mujeres superan los primeros cortes de estos programas, pero cuando llegan a las entrevistas (la fase final) la mayoría son hombres.

Al preguntarle por qué cree ella que sucede esto, cuenta que supone que probablemente las mujeres han tenido menos tiempo de calidad para prepararse debido a las cargas familiares.

Por supuesto, también entra en juego el diseño de las convocatorias. En muchas convocatorias, el límite para presentarse lo marcan los años tras el doctorado. Generalmente estos años se prolongan cuando los candidatos han tenido hijos. No obstante, tanto el embarazo como la maternidad suponen un notable impacto en la productividad científica, que afecta mucho más a las mujeres que a los hombres, por lo que se deberían prolongar más estas prórrogas en el caso de las mujeres.

Se podría extender el periodo en el que las investigadoras pueden acceder a determinadas convocatorias.


Finalmente, aunque se encuentra en un centro donde no se discrimina a las mujeres, la realidad es que el número de mujeres que lideran grupos es todavía muy inferior al de los liderados por hombres. Inevitablemente, esto hace que haya poca representación de mujeres a la hora de tomar decisiones.

Una de las sugerencias que ella propone es extender el periodo en el que las investigadoras pueden acceder a determinadas convocatorias. Por ejemplo, tres años por cada hijo para las mujeres y uno para los hombres (algo que ya se ha implementado en los programas CRIS de investigación). También sugiere que se implementen cursos de time management como parte de los programas de formación y convocatorias.